Una cara roja, un corazón palpitante, la tendencia a evitar decir las palabras más adecuadas: estos síntomas serán dolorosamente familiares para cualquiera que alguna vez haya sentido enojo.
Séneca llegó a describir la ira como una «locura breve» que nos coloca en el camino de la autodestrucción, «muy parecido a una roca que cae y se rompe en pedazos sobre la misma cosa que aplasta».( Seguir leyendo…)
source https://remolacha.net/2020/07/pique/
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